En todo nuestro tiempo como especialistas en temas de familia y pareja, nos hemos dado cuenta que, en la actualidad, las relaciones matrimoniales y la de esposos se quiebran muy fácilmente aún incluso teniendo hijos de cualquier edad. Esto ha resultado en que varias personas de ésta generación actual considere esto como algo normal, condenando nuestra sociedad a repetir el ciclo por el cual sus padres han pasado volviendo aún más normal el proceso de divorcios y padres separados. Nosotros, como objetivo principal del centro, no podemos permitir que este tipo de eventos perjudique las relaciones familiares.
Uno de los objetivos de nuestro centro es proteger a la unidad más importante de la sociedad: la familia. Si la familia se debilita y se quiebra, nuestra sociedad poco a poco se va deteriorando creando conceptos desvariados sobre familia que resultan negativos sobre todo para los hijos.
La principal necesidad emocional de los hijos, cualquiera sea su edad, es saber que su mundo (papá y mamá) es seguro. La buena relación entre los padres establece esa confianza.
El niño llega a una estructura social ya establecida que es el matrimonio. Esta es una relación de prioridad que se debe cuidar a lo largo de los años de crianza.
Por ello si estás casado y tienes hijos, cualquiera sea el estado de tu matrimonio, siempre puedes ir a un nivel mejor; busca la excelencia en tu relación, tus hijos se lo merecen. Una relación donde ambos disfruten cada momento, aprendan a disfrutar todo, lo bueno y lo no tan bueno y si no saben cómo, busquen ayuda profesional pero no dañen su descendencia.
