Toda persona tiene una necesidad (consciente o no) de tener una relación de pareja -con algunas excepciones, claro está. Esto tiene una explicación primeramente biológica, que se origina en el cerebro instintivo con una necesidad de la compañía de una pareja y de mantener la especie humana. Para explicar la respuesta a la pregunta del título, vamos por partes:
¿Cómo se forma la relación de pareja?
Existen dos grandes momentos en una relación de pareja. El primero tiene que ver con el Obtener la relación; es en esta etapa donde, generalmente, el hombre es el conquistador y la mujer la conquistada, él conquista y ella se deja conquistar.
La atracción de la pareja nace en nuestro cerebro instintivo, somos impactados por la otra persona por alguna razón, luego la experiencia pasa al cerebro emocional donde comienzan a fluir los neurotransmisores del amor: dopamina, oxitocina, vasopresina y otras, las cuales llevan a la persona a sacar lo mejor de sí misma para cumplir su rol de conquistador o conquistada.
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Es una etapa de un esfuerzo casi inconsciente para obtener la relación, aquí normalmente no existe el cansancio, el aburrimiento, la impaciencia, entre otras manifestaciones de incomodidad de la persona. Todo es grandioso y si se presentara el peligro de perder la relación de pareja, la persona enamorada hará un esfuerzo adicional para evitar esta posible pérdida.
Lo cierto es que en esta etapa del ‘obtener’ hay un despliegue de energía mental y física de la persona, es por ello que en nuestras terapias solemos escuchar comentarios como “me costó que me diga que sí”, “luchamos para casarnos”, “me hizo sufrir”, etc.
¿Y cómo muere el amor en la relación de pareja?
Si la pareja llega a consolidar su relación, por ejemplo en un matrimonio, el esfuerzo de la etapa Obtener comenzará a decrecer porque ambos ya consiguieron lo que buscaban, es decir tenerse el uno al otro, ahí termina ese primer gran momento.
El segundo gran momento comienza cuando la pareja consolidada o casada debe permanecer como tal y comienza la etapa que llamamos el Mantener. En este momento los neurotransmisores empiezan a disminuir y por lo tanto la pareja, poco a poco, se va quedando sin el efecto de la dopamina que minimizaba los defectos, sin la oxitocina que buscaba el contacto físico y sin la vasopresina que extrañaba a ese ser amado, es cuando el príncipe y la princesa ya no son tales.
¿Esto puede acabar con mi relación?
Debemos indicar que esta etapa del ‘mantener’, donde los neuroquímicos del amor van sufriendo una transformación descendente, no necesariamente indica la existencia de problemas y mucho menos de crisis de pareja, pero es casi inevitable que las emociones en esta etapa ya no sean las mismas, pudiendo tener consecuencias en el trato diario.
Si la pareja vive a merced de sus neuroquímicos, todo esto se torna en una amenaza muy sutil que va generando distanciamiento, afectando la comunicación, empezarán a ver los defectos del otro, pueden surgir las peleas y discusiones recurrentes y es allí donde se da inicio a nuevos problemas que poco a poco se van acumulando y que podrían llegar a romper la relación.
¿Qué hacer ante esta situación?
Es el momento donde la pareja debe comenzar a usar el cerebro racional, el pensante, la parte que le permite usar su capacidad de esforzarse conscientemente para amar y así, poder dignificar su vida propia y la del ser amado.
Amar es un verbo y como tal necesita acción. Si amo, entonces debo suplir las necesidades de la persona objeto de mi amor, esas necesidades son esencialmente las emocionales que tienen que ver con el trato diario, la expresión del afecto, las palabras que comuniquen el amor, la creatividad, porque el amor es creativo, es generar momentos y no esperar que los momentos lleguen solos, quizás no puedo construir toda la felicidad, pero si construir momentos felices.
¿Qué obtendremos al aplicar nuestro esfuerzo?
Este proceso consciente de Mantener la relación se debe dar en todos los años de su vida de pareja, no será fácil porque es necesario hacer un equilibrio entre trabajo y familia, pero el resultado será una familia armoniosa y balanceada, un esposo y una esposa feliz y los hijos creciendo en un entorno familiar seguro, ya que, el mundo, para ellos, es papá y mamá.
Es más fácil obtener que mantener, por lo que debemos estar siempre alerta para esforzarnos cada día conscientemente, a fin de que los neuroquímicos del amor se mantengan siempre presentes y nuestra pareja sea un espacio para el alimento emocional y el disfrute de cada día.
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