Cuando dictamos los cursos y charlas en las escuelas de padres, les preguntamos a los asistentes ¿Quiénes quieren que sus hijos sean obedientes? y no hay padre o madre que no levante la mano, es más, creemos que si los hijos fueran obedientes siempre, nadie tendría mucho trabajo en la crianza, nadie iría a las escuelas de padres ni tampoco al psicólogo para recibir orientación.
¿Qué es la obediencia?
Para empezar, debemos entender que la obediencia no es un fin que debemos buscar en nuestros hijos, sino un medio para conseguir objetivos mayores, el objetivo en la crianza no es que nuestros hijos sean obedientes, sino que aprendan a tomar sus propias decisiones, este es el objetivo mayor en la crianza de los hijos.
Lamentablemente, aún hoy en día existen muchos padres que llegan al maltrato a sus hijos para conseguir su obediencia. Es por eso que uno de nuestros objetivos es poder inculcar en los padres el significado de la obediencia y aprendan las mejores maneras para obtenerla de los hijos.
Recordemos siempre que nuestros hijos están en proceso de formación, no son el producto terminado, son hombres y mujeres en entrenamiento que necesitan padres responsables que enseñen a sus hijos un estilo de vida. Su cerebro racional aún no está desarrollado por completo y son movidos básicamente por su sistema límbico o cerebro emocional y, en parte, por su cerebro instintivo.
“Si quieres guiar a un niño en su camino, de vez en cuando debes caminar ese camino con él”
¿Cómo obtener la obediencia de nuestros hijos?
Hay tres principios que debes enseñar a tus hijos para que desarrollen un carácter de obediencia, de esta manera no estarás imponiendo tu autoridad diciéndoles ¡Obedece! sino que estarás dándole razones para obedecer, que no son otra cosa que los principios en los que basará su conducta. Cada párrafo que leerás a continuación puedes enseñar a tus hijos de acuerdo a la etapa de su desarrollo de crianza donde se encuentren (esto se verá en el punto 2).
1. Definirles que la obediencia es actuar según las instrucciones de la autoridad y que la autoridad principal en este tiempo para ellos, son sus padres
Los adultos podemos tener una definición clara de la obediencia, pero no sirve mucho si no es transmitido a nuestros hijos, ellos necesitan definiciones y conceptos precisos y ejemplificados de la obediencia, de acuerdo a su edad. A veces, los padres tampoco tienen idea de lo que significa este concepto, si este es tu caso, es el tiempo de aprender.
El niño no nace con el conocimiento de lo que es correcto y lo que es mejor para él, tampoco tiene el control interno para optar por ello, vienen con su mente dispuesta a aprender todo lo que se le enseña con palabras, acciones y actitudes, por ello el ambiente donde vive es clave para su desarrollo.
La instrucción es el principal recurso para enseñarles lo que esperamos de ellos y lo que es mejor para su vida; si instruyes a tu hijo en su camino con los valores que quieres que tenga, cuando llegue a ser un adulto será difícil que salga de la ruta que tú le enseñaste.
*Nota: si deseas saber más sobre la instrucción, te recomendamos nuestro audiocurso: “Conociendo y formando la mente de tu hijo”
Por su propia naturaleza que le dicta su cerebro emocional, el niño siempre buscará vivir por sus preferencias y es el trabajo de los padres enseñarle a vivir por principios, sin desconocer esa naturaleza emocional; debemos explicarles que su deseo de vivir por sus preferencias es normal para todo niño, pero que es nuestro trabajo enseñarles a vivir también por principios. La preferencia es motivada por la búsqueda del placer, mientras que el principio es motivado por el deber.
IMPORTANTE: Dejar a un niño a merced de sí mismo es exponerlo a vivir sujeto al control de su naturaleza o las influencias de otras personas ajenas a la propia familia.
2. Diles que la obediencia es el camino hacia la libertad
Cuando los hijos están pequeños, la labor de los padres es actuar como control externo con nuestras instrucciones, órdenes y enseñanzas, hasta que él pueda desarrollar su propia autonomía moral. En esta etapa, los padres tenemos el control casi total, aunque esto les parezca molesto a los hijos. Sin embargo, poco a poco, los hijos irán liberándose de las órdenes de sus padres para tomar sus propias decisiones.
La crianza tiene cuatro etapas:
1. Control
Aquí los padres tienen el control total de las vidas de sus hijos, es la etapa de reglas pacientemente establecidas, hasta los 11 años aproximadamente.
2. Entrenamiento
Los hijos van tomando el control de sus propias vidas decidiendo en aspectos básicos de la misma, es la crianza basada en los límites y en la consecución de objetivos, desde los 12 hasta los 17 aproximadamente.
3. Juego de la vida real
Los hijos ya toman sus propias decisiones en todo, pero los padres continúan estableciendo límites puesto que aún continúan en casa, desde los 18 años en adelante.
4. La amistad
Finalmente, nuestra tarea termina con la amistad de nuestros hijos. Es en donde establecemos una relación de igualdad, pues ellos ya son adultos e incluso nosotros aprendemos de ellos.
Como observamos, el control y las órdenes de los padres, poco a poco deben ir dando paso a las decisiones responsables de los hijos y esta liberación no llega porque ellos buscarán eso o lo conseguirán por sus medios, sino es lo que las etapas de la crianza explicadas van mostrando el curso normal de la vida.
Algo muy importante a enseñar a los hijos es que si ellos han hecho de la obediencia un estilo de vida hacia los padres, sobretodo en la etapa uno, será más fácil y más rápido llegar a la ansiada libertad y con mucho éxito que será reflejado en sus buenas decisiones cuando jóvenes, obteniendo lo que se llama la autonomía moral.
3. La obediencia es una manera de honrar a los padres
Honrar a los padres significa respetarlos con amor, el respeto por sí mismo no es suficiente y mucho menos el respeto por temor. Sin embargo, el respeto unido al amor es un gran alimento para la familia en general y se logra cuando establecemos una crianza basada en la relación, en la confianza, el buen trato y el disfrute, sin dejar de lado las reglas y los límites.
Cuando nuestros hijos sean adultos nos honrarán con su cuidado, sus regalos, su tiempo en sus casas, su ayuda, su afecto y su amistad, pero cuando son niños no pueden hacer eso y por ello en esta etapa nos honran con su obediencia. La obediencia es un acto de amor a los padres, decirles esto a los hijos los motivará a obedecer para demostrar su amor imperfecto y allí estaremos para apoyarlos y entenderlos cuando nos desobedezcan y se sientan mal por hacerlo, seremos los padres misericordiosos que les aceptamos y amamos tal como son, sin importar su conducta.
Recuerdo que cuando mis hijos estaban en la etapa uno y la etapa dos y me obedecían, yo les decía mirándolos a los ojos y con un abrazo “gracias hijo por tu obediencia, me honras”, este agradecimiento es tan importante para la vida de nuestros hijos, fortalece su autoestima, se sienten bien al obedecer y va formando un carácter de obediencia, asimismo, el padre y la madre disfrutan decirlo porque los aman.
Para terminar, queremos volver a recordarles que la obediencia no es el objetivo sino el medio para que aprendan a tomar sus propias decisiones, jamás obtendremos el cien por ciento de obediencia, es decir, en algún momento nos desobedecerán y debemos tener otros recursos para saber cómo actuar en esas circunstancias, les animamos a seguir estudiando con nosotros.
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