¿Qué es el éxito para nuestros hijos?
Cuando nos referimos al éxito de nuestros hijos, hablamos de éxito total: no solo ser un buen profesional o tener dinero, sino también en ser un buen esposo/esposa y también un buen padre/madre, llegar a ser lo que él/ella decidió ser, manteniendo relaciones afectuosas y estables en la familia.
Para construir un gran edificio se necesita de un gran cimiento, si este cimiento es más amplio y profundo, mayores son las posibilidades de altura y amplitud de ese edificio. El cimiento para el éxito de nuestros hijos es una sólida base moral que forjará un carácter íntegro a prueba de cualquier tiempo y circunstancia.
Podemos enumerar muchas cualidades para una persona que tiene éxito: comprometido, honrado, afectuoso, digno de confianza, organizado, perseverante, respetuoso, fiel, responsable, etc. Éstas se pueden enseñar y aprender, pero… ¿conocemos los padres alguna metodología para enseñar estas cualidades? Los primeros maestros de los hijos son los padres.
Los hijos pasan alrededor de 1100 horas al año en promedio en el colegio pero pasan el resto (7,660 horas) en casa, por eso los padres tenemos la responsabilidad de enseñar todas estas cualidades, ya que la información más poderosa que reciben nuestros hijos es la que proviene de nosotros a través de nuestras palabras, acciones y actitudes.
“Educar a un hombre en la mente y no en la moral es educar una amenaza para la sociedad”
¿Qué necesitan nuestros hijos para llegar al éxito?
Nuestros hijos necesitan un modelo. Los padres ENSEÑAMOS con nuestras palabras pero ENTRENAMOS con nuestras acciones: si un padre le dice a su hijo respeta las leyes y él se pasa la luz roja del semáforo, le está enseñando el respeto pero lo está entrenado a no respetar, así es como vamos formando su carácter.
Las bases del éxito de nuestros hijos deben ser sólidas; fortalecer este cimiento trae como consecuencia la formación de un carácter firme y es nuestra responsabilidad enseñarles las mayores y mejores cualidades definiendo una metodología para enseñarles y entrenarles a fin de que desarrollen su máximo potencial.
Un verdadero padre o una verdadera madre le dicen a sus hijos: “Haz lo que yo hago”